Esta imagen es quizá la postal más recordada de la Reforma Universitaria, iniciada en Chile por los estudiantes de la UC en agosto de 1967, aún antes del mayo 68' francés, y que alcanzó importantes cambios y transformaciones, para el país, y para la propia Universidad.

La FEUC, encabezada por el estudiante de medicina Miguel Ángel Solar, logró ejercer las presiones necesarias para modificar el sistema de ingreso vigente entonces en la Universidad Católica, según el cual junto con rendir el Bachillerato, los postulantes debían presentar una "carta de recomendación", firmada por el cura párroco de su zona de origen, donde se asegurara que el estudiante era católico, y tenía "el perfil" para entrar a la UC.

Bueno, no sólo ese cambio lograron hacer, sino que fueron capaces de conseguir voto para los estudiantes en las elecciones de Rector, y cupo con derecho a voz y voto, para alumnos y funcionarios, en el Consejo Superior de la Universidad, entre otras grandes reformas.

Lamentablemente, no todos los estudiantes estaban en las mismas. Justo este año se cumplen 40 años también del surgimiento del Movimiento Gremial. Sucede que lo que aglutinó al MG, en torno a Jaime Guzmán, fue un afán conservador y reaccionario, que intentó por todos los medios evitar las transformaciones que la mayoría de la Comunidad Universitaria consideraba necesarias.

Entonces, como ya es costumbre, El Mercurio mentía, enlodando las demandas de los estudiantes que encabezaban aquella histórica toma de la Casa Central.

Hoy, mediante el mismo diario El Mercurio, nos hemos enterado que el rector Pedro Pablo Rosso quiere, de forma velada, atacar uno de los pocos triunfos de la Reforma Universitaria que seguían vigentes: el sistema de ingreso volvería a acercarse a lo que fue...

Demás está decir que durante la dictadura, el entonces rector militar designado, coronel Sweet Madge, eliminó todos los espacios de participación y decisión ganados por los estudiantes hasta 1973, llevando a cabo una monumental Contrarreforma. Pero no tocó el sistema de ingreso, que mantuvo su condición de seguir los mismos patrones que el resto de las Universidades del Consejo de Rectores (tal como ha sido hasta hoy).

Ahora, al parecer, el rector Rosso quiere completar esa Contrarreforma inconclusa del rector Sweet, pues dio a conocer a la opinión pública, pasándose por el aro las instancias "formales" de la UC, un proyecto de nuevo sistema de ingreso para la PUC que tendrá como patrones selectivos “vocación de servicio”, “espíritu solidario”, “liderazgo y emprendimiento” y “plan de vida”, entre otros atributos, poniendo claramente el énfasis en la caracterización valórica de los estudiantes, poniendo como requisito para postular cumplir con el "perfil puc". Esto, porque la medición de estos aspectos tendría una ponderación complementaria a la PSU, considerándose como un porcentaje importante del puntaje de ingreso a la Universidad Católica.

Para calificar los aspectos mencionados se han planteado los siguientes instrumentos: una entrevista personal, la redacción de una autobiografía, escribir un ensayo justificando por qué se quiere entrar a la PUC, y presentar "cartas de recomendación" (sí, las mismas que fueron eliminadas gracias a la presión estudiantil a fines de los 60).

¿Qué busca todo esto? Tener estudiantes que correspondan a un perfil homogéneo, presumiblemente funcional a lo que la institución quiera, dinamitando la diversidad entre los alumnos, que es uno de los factores centrales de la formación universitaria y de la construcción de Comunidad, lo cual nos parece altamente preocupante.

Al margen de aquel efecto, uno de los problemas que se presentan en lo inmediato, es que se ha puesto en tela de juicio la permanencia de la PUC en el Consejo de Rectores, ya que el rector de la USACH señaló a la prensa que nuestra Universidad arriesga una expulsión de este órgano si se aprueba la medida. De concretarse esto, UC perdería el Aporte Fiscal Directo (varios miles de millones de pesos), y los estudiantes perderíamos el derecho a tener Crédito Fiscal del Fondo Solidario, con obvios efectos para la comunidad. Dicha pérdida de recursos pone como incentivo obvio para la Universidad, profundizar su política de alzas arancelarias, cargándole el fruto de su gestión económica al bolsillo de los estudiantes.

En suma, la contingencia nos obliga como estudiantes a estar alertas, y no dudar en actuar si es necesario, para defender uno de los pilares que siguen vigentes de la Reforma Universitaria de hace 40 años.

Ojalá que esta vez los gremialistas, que encabezan la FEUC actual, no estén de la mano con las medidas reaccionarias. Pero no tenemos confianza en ellos, pues siempre han estado de acuerdo con que el estudiantado responda a un "perfil puc" homogéneo. Sin más, el año pasado la Consejera Superior presentó a las autoridades universitarias un proyecto respaldado por todo el MG, que pedía la creación de un ramo obligatorio para todos llamado "Introducción a la UC", donde se nos enseñara, básicamente, qué se puede hacer, decir o pensar en nuestra Casa de Estudios.

Les invitamos a informarse y a exigir a sus CCEE/AA que realicen instancias de discusión donde se recoja el sentir de los estudiantes, y se represente en el Consejo Académico, en el Consejo de Presidentes, y en todas las instancias (formales e informales) que sean necesarias, para que impedir que se lleve a cabo el mayor retroceso de nuestra comunidad, justo a 40 años de que, en medio de la Reforma Universitaria, los estudiantes consiguieron abrir la UC a todos los chilenos.

Por lo demás, sólo queremos pensar que, ojalá en este caso, El Mercurio si esté mintiendo.

Declaramos públicamente nuestro más profundo rechazo a la excesiva alza de aranceles recientemente dada a conocer por las autoridades universitarias. El cambio afectará directamente a los nuevos alumnos que ingresen a nuestra casa de estudios, sufriendo ellos las consecuencias de aumentos que fluctúan desde un 4,5% hasta cifras superiores a un 15%. Sin ir más lejos, en la carrera de Licenciatura en Arquitectura el alza se traduce en alrededor de $ 300.000 más, a pagar anualmente. Todo esto sin mayor justificación o información por parte de la dirección universitaria.

Como fuerzas transformadoras, creemos que la Educación es un derecho de cualquier ser humano que desee estudiar y tenga las capacidades. Por lo mismo, en este horizonte no tienen lugar estas abusivas alzas, ya que sólo contribuyen a acentuar una brecha educacional entre los distintos sectores sociales, que ya bastante ha sido propiciada en todo el sistema escolar (educación media, básica y pre – escolar).

Al mismo tiempo, esta injusta medida provoca que los aranceles de la UC se alejen cada vez más de los aranceles de referencia publicados por el Consejo de Rectores, lo que genera que los beneficios de los estudiantes que aquí estudian sean menores a los de las demás universidades. Al mismo tiempo, aumenta la exclusión de los sectores más pobres de nuestra sociedad dentro de todo el sistema educativo y particularmente en nuestra institución.

Junto con esto, creemos necesario declarar nuestra enérgica oposición a la mantención del cobro de matrícula, por tercer año consecutivo. Desde nuestra perspectiva, esta descarada tarifa no está justificada y solamente refleja la irresponsabilidad y el afán lucrativo presente en la rectoría de nuestra Universidad.

Nuestro proyecto de universidad se opone a esta visión, e intenta, a partir de la democracia y la igualdad como herramientas fundamentales, la transformación de la Universidad y el país, en la dirección de construir una sociedad más justa y humana. Por esto y mucho más, seguiremos denunciando toda medida que perjudique al estudiantado y lucharemos por defender los derechos de todos quienes formamos parte de la Universidad.

Sin embargo, creemos que estas prácticas seguirán desarrollándose a menos que nosotros, los estudiantes, exijamos un cambio radical en la estructura Universitaria. Mientras la rectoría -y su séquito presupuestario, en este caso- siga tomando las decisiones a puertas cerradas, dando la espalda a funcionarios y estudiantes, poco podremos resolver con diálogos inconclusos.

El cambio sucederá tras la acumulación de las fuerzas transformadoras y revolucionarias en pos de un programa político común, que tenga como objetivo el nacimiento de un Senado Universitario soberano y la instalación de la Triestamentalidad como paradigma de funcionamiento de las diversas instituciones universitarias, de esta forma, seremos una real y efectiva fuerza de cambio, tanto para la transformación de nuestra Universidad como del mediocre modelo educacional imperante.